miércoles, 24 de febrero de 2016

ABDUCCIÓN


Desperté sin olfato. No tardé en echar en falta el aroma del café, el olor del pan tostado, la fragancia de mi mujer. La comida no me supo igual, ni el abrazo de mi hijito. Con el tiempo me fui acostumbrando. He olvidado el tufo asfixiante del tráfico en hora punta; me llevo mejor con el Sucio, mi compañero de trabajo; y puedo subir en el ascensor con la vecina del quinto,  amante de la colonia barata. Guardo en secreto esa experiencia alucinante que, a cambio de atrofiarme la nariz, me dio una visión distinta de las cosas.

Concha García Ros
Publicado en la Revista Valencia Escribe, número 14

EQUILIBRISMOS



Soy un acróbata, y de los buenos. Esta noche tengo más público del que esperaba. Me desenvuelvo como pez en el agua, calibro el riesgo a cada paso, alimentándome con la tensión que se escapa de esas caras boquiabiertas. Cada vez camino más seguro por el cable. Todos esperan el número final y no les decepcionaré. Cierro los ojos y salto mientras escucho los gritos de espanto y el sonido de la sirena.
Concha García Ros